domingo, 13 de enero de 2013

Fallas... imaginación, arte, tradición, humor, trabajo...

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          Visitar la Ciudad del Artista fallero, recorrer alguno de sus talleres, conversar con sus artistas, pasear por su Museo significa para un valenciano moverse por las vísceras de este mundo de fantasía.

          Es mantener la mirada abierta en el hoy y entreabrir los recuerdos de años y años de vivencias falleras. Las Fallas están en  las primeras sensaciones de la memoria valenciana. Forman parte de las percepciones de niño, con su música de pasodobles, la multitud por doquier, la viveza del sol de marzo, el color, el olor a buñuelos, el sonido de petardos y mascletaes.. es un todo a la vez que año tras año ha captado tu retina, tus oídos y tu olfato impregnándote por dentro como si se tapizase el alma.

          Es esencia peculiar, propia tuya. Dentro de cada "ninot" se aglutina sangre valenciana, plasma el sentir de un carácter, de una parte de su ser y con el paso de los años, en vez de debilitarse toma pujanza. Es una Fiesta engañosa para el extraño ya que solo puede apreciar su inmenso arte junto con su humor y alegría pero tan solo su última capa, lo exterior.

          Disfruta de un resultado, de su belleza, de su puesta en escena... pero desconoce el origen y su  proceso, justo donde reside el alma de la falla.

          Once largos meses de creación, de "embarazo", de ilusiones y trabajo de los artistas falleros, de las comisiones de cada falla, que al día siguiente de la noche de la "cremá" ya se reúnen para "inventar su nueva falla", colaborando con su Artista en la elección del símbolo y motivo sobre el que girará el boceto, que parte de cuatro lineas a mano, y se enriquece mas y mas hasta llegar a ser el modelo del que partirá  todo el trabajo constructivo a través del desarrollo de la maqueta..

          Elección de cargos para su Comisión fallera, "replegá", venta de Loteria para apoyar económicamente  unos costos elevadísimos, reuniones de trabajo y ocio en el "Casal" o espacio propio de los falleros, donde entre "cenas de soparet" o simples tertulias se cuece la fiesta de marzo de ese año siguiente.


          Ahi nace el "llibret" o pieza literario-informativa, recogiendo relatos y pálpitos del barrio, de las falleras y falleros,  pasándo a ser su cuaderno de bitácora.

          Y todo un sinfín de actividades que partiendo de la elección de la Comisión, contratación del artista fallero, de la empresa pirotécnica que les proveerá de petardos para las "despertaes", tracas, "mascletaes", castillo de fuegos artificiales, de la Banda de música que amenizará sus "pasacalles", de la modista que diseñará y creará sus nuevos  "trajes de fallera o fallero", los contactos con la Junta Central Fallera para tratar la categoría a la que pertenecerá y lo relacionado con la "Ofrenda de flores" a la Virgen de los Desamparados amen de otros protocolos, la organización de actos tales como la futura Presentación de su Fallera Mayor y Damas, "rifas", visita a Centros hospitalarios como cortesía, y ... tantos detalles mas que se escapan a mi recuerdo.



 


          Trescientos sesenta y cinco días que se queman en 30 minutos; eso si, después de un atracón de coordinación de actividades, emociones y actos, de sacrificio y placer,  de creación y arte, y amor a "su fiesta"  sin limite. Esas son las fallas que viven los falleros y su mundo.

          Pero por encima de todo ello está la "esencia", está el alma, el núcleo imprescindible: la falla.

(seguirá)