como en Casablanca, un lazo invisible nos une...inevitable...irresistible, por encima del las visicitudes individuales, mas allá de el lugar donde nos encontremos...siempre nos quedará Oropesa!!!.
El sábado 21, una vez mas, una parte importante del grupo de amigos de la Nau Gran tuvo el detalle de acercarse a Oropesa a pasar el día conmigo...14 grandes amigos que durante cerca de 10 horas permitió compartir su tiempo con el mío. Se que alguno mas, que eché mucho de menos, desearon hacerlo y circunstancias personales (José Vicente, querido amigo...Pedro...) y anécdotas (...Jo la luz, María...!!!) deseó pasar el día aquí y no les fue posible.
Agradezco a Amparo su buena organización del viaje ( ...puñetera, tenías preparado hasta el gag del Talgo,..) que resultó impecable. Y a todos el buen talante, su buena disposición y la alegría que siempre caracterizó al Grupo.
Y nunca tendré las palabras adecuadas para agradecer y valorar el esfuerzo que supone para Juanjo y Amparo estos desplazamientos. Nadie mas activo, nadie mas alegre.
Al llegar partimos el grupo en dos, dedicándose unos a una ligera caminata por la Vía verde, exquisita, cronometrando los tiempos de forma increíble (¡como se notan los 3 Caminos a Santiago......!), y los demás ( 5) ) nos dedicamos a visitar 3 museos en el Casco Antiguo de Oropesa: del Hierro (forja antigua, creativa, elegante y nostálgica...), del naipe (una colección mundial variadísima) de barajas de cartas alusivas a ...todo lo imaginable...desde miniaturas hasta las mayores en tamaño del mundo...
Juanjo tuvo la paciencia de esperar en los puntos donde no era posible que accediese, con su sonrisa perenne y estimulante...
A la hora acordada...ambos grupos coincidimos puntualmente en el Racó de Paco, restaurante donde teníamos reservada mesa. Nos abrieron un ala especial del mismo, un salón sobrio y moderno donde tomamos una comida cuidada, regada con aguas granates de la Ribera del Duero, en medio de una distendida tertulia gastronómica. Lamentamos todos la indisposición de Carmen, que le impidió probar la comida, que por suerte al día siguiente se había corregido.
Y en la terraza de mi casa, los quince ( yo no sé como cupimos) hicimos tiempo hasta la salida del tren, bebiendo unas cositas frías, bajo una temperatura primaveral, ... entre risas y bromas como es habitual entre nosotros.
Inolvidable día, increíbles amigos, aportando cada uno su esencia indispensable para que seamos lo que somos...un grupo inseparable. Gracias, querid@s!!!. Esta será siempre vuestra casa!.
Gracias
Roberto
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